Saltillo De Mis Recuerdos

Saltillo de mis Recuerdos

Me gustaba el aire de la ciudad. Era encantador. Saltillo era bella, o quizas mis memorias decidieron conservarla asi, como una manera de atrapar el tiempo en aquel momento que disfrutaba la vida, y persiguiendo como estudiante, (y a veces como periodista) los eventos culturales del CAVIE Studio, o la exposicion de pinturas en la Escuela de Artes Visuales o la presentacion de la Sinfonica Estatal en el Teatro de la Ciudad. Numerosos memorias tengo de esas andanzas cuando se acude a un encuentro cultural con una disposicion por encontrar lo que no conoces, y conocer diferentes pensamientos que son plasmados en escritura, en musica, en artes plasticas. No se cuente de la cantidad innumerable de personas, cuyo gusto similar empata con el de uno, formando asi una relacion especial por afinidad. A mi mente llama la atencion un evento en Artes Plasticas, al traer desde la ciudad de Mexico, a un ponente que disertaria sobre “La Filosofia del Cero”. Tema interesante, ponderaba yo, el Cero visto desde un punto de vista filosofico, habria de ser algo que recordaria toda la vida. Asi pues llegue a aquella casa, ahora convertida en Escuela, en el Centro de la Ciudad, cuya fachada era de doble piso y amplia, con una cantidad innumerable de cuartos arriba y abajo, que imagine perteneceria a algunas de las familias pudientes del siglo pasado. La casa tenia un estilo arabe, y hacia un corredor en forma de “U”, y alrededor del corredor diferentes cuartos con sendas puertas que al abrirlas se sentia la majestuosidad de la “hubiera habitacion” que ahora estaba repleta de escritorios y sillas descoloridas. Supongo que en su tiempo, la estancia en esa casa seria placentera. Imagino a los hijos de esa familia llegar de la calle, retomar sus habitaciones espaciosas (y dije espaciosas, no cuadros de cemento tipo INFONAVIT) y al descansar, querer convivir con los demas precisamente al Centro de la casa, (en el patio) donde la gran fuente con agua chorreando, haria el dia mas fresco, y sentados ahi, a la orilla de la fuente, sentirian ese salpiqueo del agua en las caras a la accion del viento. Pregunte por la ponencia a los estudiantes ahi congregados, y me dicen abajo, en la boveda de la casa. Asi que al llegar, encuentro una boveda helada y espaciosa como fuera de vinos tintos y ahi estaban los tres o cuatro personas innumerables que escuchariamos al ponente sobre la filosofia del cero. Oh my God! para empezar ya empezamos mal: Cero significa nada, asi que si queriamos aprender algo todo empezaba por nada, pense en tono jovial, para disimular mi desencanto por la magnitud apoteotica de gentes en el lugar. Bendito aquel ponente que por gusto al arte puede sostener ideas de suyo unicas, aunque escaso sea la audiencia, pero donde todos piensan igual no hay cultura, sino acarreo priista y “ay la baba” pues en la diversidad esta el gusto. Despues de tantas desideratas y discusiones, llegamos a la conclusion de que el Cero sirve para nada ( filosoficamente hablando) sino solo para marcar una etapa capitalista de crear un instrumento financiero que sirva para diferenciar el dinero entre los que tienen y no tienen nada; es decir, Cero. Nada. Punto. Sin mas ni mas. Vasto aprendizaje, dije yo. Me seguira por toda la vida porque ensena filosoficamente que hay que trabajar duro y tener. Al menos si el aprendizaje del Cero fue dificil, e interiorizarlo para designar donde se queria estar, compensaria con algo agradable que me gusto y era el vino tinto frances, que servian despues de la exposicion, con sus partituras de queso y jamon. Uhmmm que delicia! Despues este truan, al influjo del vino tinto e inspirado por la noche y sin carro, se va caminando a su casa, a escasos 5 kilometros de ese lugar. Era bonito caminar por esas calles empedradas de mosaico rosa, con el sonido tan peculiar que causa en los autos que pasan y que parecieran llantas pasando por un tallador antiguo. Lo recuerdan? Cuando no habia lavadoras Hoover, Maytag? Asi pues disfrutar de las vistas, el Palacio de Gobierno, La Catedral, la Casa Purcell que tenia una noria, aun ahi, donde antiguamente solian extraer agua en esa forma tan antigua y peculiar.. Y de ahi, decidirse ir toda la calle de Allende para retomar el boulevard Coss. Dejeme decirle que caminar por la calle de Allende es un acto de proeza que ensena como el ser humano debe luchar por la vida y seguir adelante. Transeunte a la izquierda y derecha, al frente, y en tono de “Navy Seals” decir “enemigo a la 1.2.3.4.5.6.7.8.9.10.11. Y 12” que es como recorrer todo el reloj y decir “estamos totalmente rodeados” y hay que inventar como salir de aqui! No sabe si la estrategia para salir seria convertirse en abuelita octagenaria con carro que le da el patatus y sume el acelerador y “Ay les voy!” y despues todo mundo cayendo como los bolos con la bola de boliche. Esa calle esta congestionada de transeuntes o guligans que al influjo de las prisas arrecholan, golpean, empujan sin tan siquiera pedir una disculpa por el empujon pues en las aceras solo caben parejas tomadas de la mano, y pisar en el estribo, esto es, pisar la carpeta asfaltica de carros es otra historia, sobre todo con los decentes y bien comportados choferes del transporte urbano. Se me olvido decir tambien “gentiles choferes del transporte urbano”. Asi pues, llegar al Blvd Coss es una relajacion pues es un espectaculo de luces multicolores ya que los faroles y luminarias de la noche resaltan la arquitectura griega de los edificios culturales y gubernamentales. El Palacio Legislativo, la Biblioteca Publica, el Ayuntamiento de Saltillo, despues el majestuoso Teatro de la Ciudad, para terminar con la Antigua Estacion de Ferrocarril que la convirtieron en una Pena Cultural donde soliamos ir Sergio, Alejandro, Fernando y yo a tomar unos rompope ( perdonen el vejestorio vinatero, pero a nuestra corta edad era lo unico que podiamos acceder sin perder la decencia estudiantil de un ambiente cultural, aunque eso no queria decir que no tomaramos Tequila, Brandy Presidente, y Corona segun los presupuestos ajustados de un estudiante normal y que estaban reservados para las fiestas de Traje en diferentes hogares, segun quien decidiera ser huesped, y tener la valentia de ver una casa hecha anicos al dia siguiente). Asi pues, “como veiamos dabamos” y nos comportabamos segun la etiqueta. El ambiente bohemio en la Pena donde ibamos y conociamos estudiantes de letras y musica y pintura hacian del lugar algo especial para aquel que degustara el aire cultural. La musica de Pablo Milanes, Oscar Chavez con su canto de protesta, y esos alumnos de la escuela de musica ya sea tocando en guitarra y con maracas, y a veces con piano, lograban imprimir el ambiente bohemio al lugar. Que sensacion! Mi amiga Iliana me sorprendia, de musica ella, al influjo del licor y tomando el piano para tocar las “Cuatro Estaciones” de Vivaldi con esa presteza en los dedos que se movian como una mano de flamenco en guitarra y se expandian sus manos por todo el teclado, incluyendo los bemoles. Me lo dijo su maestro, Chio Sulaika, ahi presente, a esa nina todavia le falta cadencia y momentum para imprimir con sus dedos ese temperamento del autor. Que sabia yo? Que si un tiempo lo convirtio en dos, o si realizo el octavo de silencio de la pieza. Humilde mortal, con desconocimento musical que solo sabia las canciones de Jose Alfredo, o Rigo Tovar; mi conocimiento no era profundo, solo disfrutaba la armonia musical, y la tocata de mi amiga me parecio sensacional.

Que le parece si volvemos con estas memorias despues de este corte comercial?