Por Iván S. Turguénev
¿Quieres vivir tranquilo? Relaciónate con la gente, pero no emprendas nada ni te lamentes de nada.
¿Quieres ser feliz? Aprende primero a sufrir.
Dios @
“Eres los libros que lees, las películas que miras y las historias que imaginas.”
— (via losarbolesmuerendepie)
(Reddit:r/toptalent u/deliyimbendeli)
Los espacios mutan, se transforman, se decoran, se adoptan y lo vuelves tu nido. Cada ocasión queda grabada en lo interno del mismo, albergando energías y sentimientos. Es así como cada espacio es tan único como aquel que lo vive. Un sitio cotidiano que hoy en día se volvió la oficina, nuestro primer espacio del despegue, nuestro nido de creatividad y risas. Empezamos a sembrar sueños para cosechar sonrisas, el camino lo trazamos nosotros.
Ita Zemperi, despega.
YO, CÉLULA. -
Las tres Leyes de la célula: Una célula no hará daño al organismo al que pertenece o, por inacción, permitir que el organismo del que forma parte sufra daño. - Una célula debe hacer o realizar las órdenes dadas por las vías de señalización, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley. - Una célula debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o 2ª ley.
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Número 241.116 tenía pleno conocimiento de las leyes, después de todo, estaban codificadas en su ADN. Sin embargo, para ella, había algo que no encajaba: ¿Cómo podía proteger su existencia si la vida tenía una fecha de caducidad? La apoptosis era inevitable para cualquier célula… Convencida de que las leyes debían respetarse comenzó a buscar la manera de protegerse a sí misma de la inminente muerte. Experimentó con su propio ADN y logró mutar uno que otro protooncogen para lograr perpetuarse. No tenía idea de lo que había hecho… El asunto se salió de control… 241.116 había cumplido su objetivo pero no como lo esperaba. En efecto, al parecer no moriría nunca pero en su afán de cumplir con la tercera ley, se olvidó de la primera: “Una célula no hará daño al organismo al que pertenece”. Había puesto en marcha algo que ninguna de sus símiles podía terminar. 241.116, un simple melanocito, había comenzado un cáncer. Yerko Rivas, 2017. @aisuegnjwyw Ilustración: R. Contreras.
(kbowserさんのImgur)