Jesús Guillermo. one day. Soñando realidades. [103]
He consumido más poemas que cigarrillos consume un fumador, y no me considero poeta ni considero versos a mis escritos, tal vez letras que forman palabras que a su vez forman frases y ya, está en ti lo de si esas frases tengan sentido o no, me he traspapelado en noches oscuras y en mesas que no supieron valorarme cuando me tenían, le he pedido fuerza al viento para que me sople y me haga avanzar a pasos agigantados, y le he pedido calor al fuego que me consumía por los celos, le pedí al miedo una tregua fallando en el intento, y a las rosas que sonríeran aunque esas espinas las estuvieran matando por dentro, le pedí también un respiro a la vida y me brindó aire, a las injusticias que no aparecieran pero no me hicieron caso, entonces entendí que hay cosas que simplemente no están echas para mí, como tú, por ejemplo, que te quise con todas las fuerzas mías y las que le pedí al viento, pero parece ser que eso no fue suficiente para que te quedaras conmigo…
—Poeta en decadencia.
En los viejos tiempos, cuando la magia vivía y respiraba, había una Reina que deseaba un niño. Era una Reina triste, porque el Rey con frecuencia se encontraba lejos, dejándola a solas con poco o nada que hacer salvo su soledad, y se preguntaba por qué su esposo, a quien tanto quería, podía soportar apartarse de ella tanto tiempo y con tanta frecuencia.
Había sucedido que muchos años antes, el Rey había usurpado el trono de su legítima dueña, la Reina de las Hadas, y la hermosa y pacífica comarca del Hada se había convertido de la noche a la mañana en un lugar desolado en donde la magia y a no florecía y la risa estaba prohibida. Tan colérico era el Rey que estaba decidido a capturar a la Reina de las Hadas y obligarla a regresar al reino.Una jaula de oro había sido preparada especialmente para aprisionar a la Reina de las Hadas y obligarla a que usara su magia para divertimento del Rey.
Un día de invierno, mientras el Rey se encontraba de viaje, la Reina estaba sentada junto a una ventana abierta, mirando el campo cubierto de nieve. Estaba llorando, porque la desolación de los meses de invierno le recordaba a la Reina su propia soledad. Mientras observaba el desolado paisaje invernal, pensó en su desolado vientre, vacío, como siempre, a pesar de su deseo. « ¡Ah, cuánto querría tener una niña! —Lloró—. Una hermosa niña con un corazón honesto y ojos que nunca se llenen de lágrimas. Entonces nunca volvería a estar sola» .
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Nuestro error fue intentar ir en la misma dirección cuando el destino nos quería en direcciones opuestas.
— Manuel Ignacio.
Hablar sobre esas cosas que nos guardamos se ha vuelto complicado, no son una charla común, no lo son, son temas donde nos mostramos, damos a conocer cosas que no sabías, y me gustaría que lo tomasen en serio, ya que hacerte ver una diminuta parte de mí que nadie más conoce es especial, y ese significado que le doy a nuestras conversaciones es un vínculo entre ambos, no es una charla cualquiera, hablamos de intimidad emocional y no quiero que deseches esa conexión a la cual le doy un significado a nuestra relación, es una prueba de nuestros valores y confianza, tal vez no lo veamos o sintamos de la misma manera y de eso se trata todo, hablar incluso de nuestros “yo” se ha vuelto complicado.
“Madurar es darte cuenta que el amor de tu vida no es una princesa ni un príncipe de un cuento, sino una persona perfectamente imperfecta.”
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Mi bella serendipia, alumbras con tu luz mis mañanas en el alba y mis noches en la aurora.
Eres tan imperfectamente perfecta que, cuando estoy contigo envuelves mi alma en una elocuencia inefable y aceleras cada microscópica parte de mi corazón.
Mi bella serendipia, ya eres infinita.
Has salvado al hombre más triste del mundo de una cruda soledad y melancolía
— Manuel Ignacio.