estoy intentando desapegarme a todo vínculo
No vuelvo a idealizar a nadie en esta puta vida.
Tengo que dejar de mentirme a mí mismo, Ya no puedo evitar lo que siento por ti, y sé que tampoco quiero hacerlo. Desconozco si a ti te suceda la mismo. Pero son tantas las dudas que en este momento tengo en mi cabeza, que me gustaría alejarme de todo, pero sé que no me podría alejar de ti. Quiero que sepas que jamás dejaré de estar ahí para ti, porque eres lo más importante que tengo en este momento en mi vida y no se como no me di cuenta antes. Tú, haces que cada uno de mis días tenga sentido, con tu forma de ver las cosas y la manera en que sueles obsequiarme esa bella sonrisa que tienes. No cambiaría ni el mas mínimo instantes que he pasado a tu lado y las miradas que me has dedicado, haciéndome saber que jamás dejaras de ser mi amiga. Aunque sinceramente espero que algún día podamos ser algo más y me des la oportunidad de poder tratarte como la princesa que en realidad eres para mí.
Ismael R. (via cartas-a-mi-amada)
Ni el destello de mi soles se compara al ardor que quiero que sientas con cada latir.
Hablan de amor sin haber visto tus ojos marrones aclararse, cuando les da la luz del sol un abril por la tarde. Hablan de poesía cuando no se han parado a recorrer la autopista de tus lunares a 120 y sin cinturón puesto. Hablan de teatro, de Shakespeare y Moliere, sin haber visto el telón de tus pestañas y la gente aplaudiendo con cada nuevo acto. Hablan de paisajes sin haberte contemplado desnudo con la luz del sol iluminándote la vida. iluminándome la vida. O como cuando tú llegabas y todo lo demás se iba, y me susurrabas bajito al oído, “nos vamos a comer a versos.” Hablan de artillería pesada, cuando no han tenido el placer de escuchar tu voz en formato gemido, justo antes de correrte, suplicándome el cielo. Qué poco sabías, que el cielo se encontraba en tus omóplatos, en las yemas de tus dedos tocando el piano de mi ombligo, o en la curva de tu cuello. Esa curva sí que era bonita para matarse. Y qué jodido es pensar, en las 6 letras de tu nombre, cuando alguien me pregunta por mi lugar preferido en el mundo. O recordar tu risa, cuando preguntan por mi canción favorita para descargar lágrimas que pesan en los ojos. Pero más putada, es ver qué bien te quedan estas palabras puestas, cuando tú ya no estás, y yo sigo escribiéndote a gritos.
Marta Aguadero (via poetaprohibido)