http://lairofhunterdw.tumblr.com/post/160693249851/all-we-need-is-faith
@anglofthelxrd
Si en algún momento el de ojos verdes tuvo alguna ligera duda en su cabeza de que estaba soñando, en ese momento la rechazó por completo.
Su mente no tenía esa imaginación.
Estaba loco. Definitivamente loco. ¿Quizá alguna broma macabra de Alastair para hacerle creer que había vuelto pero en realidad seguía encadenado a aquel dantesco infierno?
Las luces empezaron a parpadear, inquietdas. El ruido se apoderó de aquel granero. Él mismo pudo notar la presión sobre sus pulmones, la sangre helarse ante lo que vio frente a él.
Unas enormes alas mostrándose tras aquel sujeto, como el más preparado de los números de magia que podría haberse imaginado. Pero por mucho que buscase ahí no había articulo alguno, ahí no había un solo objeto que fuera capaz de controlar las luces de aquel sitio.
Dean estaba ante la presencia de un maldito ángel. Un ángel le había salvado de las garras del infierno y le había traído hasta la mismísima realidad. Los ojos azulinos parecían haberse clavado en los verdes que luchaban por entender qué demonios estaba ocurriendo.
“No crees que merezcas ser salvado...”
Aquello caló en el cazador como si hubiera sido él el que hubiera llegado a sufrir la puñalada de aquel cuchillo segundos antes. Dean no creía en su salvación. Había hecho mal, mucho mal, y tenía lo que merecía.
El infierno se había encargado de hacerle ver que era de ese modo. Que cada gota de su sangre caída era más que merecida. Y ni Dios ni el mismo diablo deberían interferir en un trato que el Winchester había hecho para salvar a su hermano pequeño. Era todo lo que tenía. Todo lo que había podido llegar a tener o querer en algún momento.
Sam y él eran el uno para el otro, entonces, ¿Por qué Dios iba a si quiera interesarse en su miserable alma y mandar a un ángel expresamente a sacarle de aquel agujero? Dean no era un buen hombre. No era el ejemplo a seguir, ni mucho menos, era creyente. Si no fuera por ante él se postraba una de las criaturas más reconocidas como celestiales clamando que él era el artífice de que pisara ahora mismo sobre tierra firme, Dean no creería una mierda.
Pero quizás ese era el momento.
El momento de creer después de todo.
Sus ojos eran huidizos, y sus movimientos aún se tornaban tensos. Aún así, el cazador recogió el cuchillo, con sumo cuidado, guardándolo en la chaqueta de cuero que portaba, sin quitarle la vista de encima a aquel ser que se postraba frente a él con calma.
Parecía de semblante divino. Ahora podía verlo. Él era aquella criatura que había destrozado sus oídos, que había roto aquella gasolinera con quejidos.
-Que sepas que tu carta de presentación no es la mejor...Pudiste haber bajado el volumen de tu voz en vez de hacerme pensar que querías destrozarme los tímpanos... - Dijo con el sarcasmo que solía caracterizar al mayor de los hijos Winchester, intentando así, liberar un poco de tensión.-