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STAN ASTRO
anyone 6'0 or taller: stands near me
me: [softly] for fuck's sake
Pedido N° 2: Park Minhyuk y Moon Bin
Extencion: 3.2k
Tags: stepbrothers, angst pero happy ending, malentendidos por todas partes
also in ao3
Moon Bin había tomado la decisión de irse de su casa a los diecinueve años, su madre no entendía su decisión tan repentina, pero no lo detuvo. Su padrastro ni siquiera opino, su relación no era mala, al contrario, le tenía mucho cariño sin embargo habían hecho un trato silencioso en el que ninguno se entrometía en las decisiones del otro y eso funcionó.
Vivir con Dongmin tampoco había sido fácil, porque en el momento que acordaron lo de irse a vivir juntos, Bin se había olvidado que su amigo salía con Sanha; quien era una pulga de la cual no podía deshacerse ni con el peor de los venenos. Y eso, lo hizo sentir aún más solo.
Diez años después, Bin con un trabajo estable y departamento propio, se dio cuenta de que no importara cuanto se alejara e intentara engañarse a sí mismo, la única persona por la que podría dejar todo, era la única que incluso si suplicara, jamás le correspondería.
Es por eso que la silueta de Park Minhyuk apareció en las oficinas de Marketing junto al jefe Bam, él quiso esconderse en su oficina y llorar por horas, realmente pensó que lo había superado aunque sea un poco. Que tan equivocado se encontraba, cuando los latidos de su corazón revivieron luego de años en calma el calor de su cuerpo se hizo evidente, y sus subordinados parece que también lo notaron.
—Señor Moon, ¿se encuentra bien?
—Si, prepárense—casi que se lo dijo así mismo—Ahí viene el Sr. Bam.
En ese momento, el Sr. Bam acompañado de la figura pequeña de Park Minhyuk, apareció frente a él. Todos en la sala se pararon e hicieron una reverencia hacia el CEO, quien presentó al acompañante como colaborador para el proyecto artístico. Ese es el momento en el que sus ojos se encontraron, la mirada brillante con un rastro de sorpresa de Hyuk exalto al rubio quien solo pudo desviar la mirada hacia su jefe.
—Sr. Moon Bin, por favor cuide de Minhyuk—el presidente posó una mano sobre el pelinegro quien sonreía ocultando la decepción por la reacción de Bin—que su popularidad no lo engañe, es de los mejores artistas que he visto.
—No lo dudo—no lo pensó, las palabras se le escaparon y se arrepintió, el tono con el que lo dijo se sintió tan personal que una punzada de dolor lo atravesó. El Señor Bam se fue más rápido de lo que Bin deseo, y pronto Minhyuk, MoonBin y los subordinados se encontraban solos.
—Sigan trabajando en el proyecto, organizaré unos temas con el Sr. Park—ordenó Bin llevando a Hyuk fuera de la sala de reuniones—No holgazaneen.
El trayecto hacia la oficina de MoonBin fue silencioso, en realidad el rubio temía que si empezaba una conversación que está tornara una dirección que no podría soportar. Sabía que era el culpable de esta incomodidad, culpable de su propio sufrimiento.
Park Minhyuk quien era el único hijo de su padrastro, pelo y ojos negros, estatura mediana y hombros pequeños. Crecieron juntos, fueron a la escuela juntos, compartieron habitación por años y hasta que se fue de la casa, fueron mejores amigos. Minhyuk lo contacto cientos de veces; navidad, su cumpleaños, año nuevo o simplemente porque quería verlo, siempre dijo estar ocupado.
Moon Bin se refugió en el estudio, y ahora en el trabajo. Sin embargo, no importaba cuantos kilómetros hubiera de distancia, en el fondo, su cabeza rondaba sobre preguntas de Minhyuk. Y ahora muchas de ellas, estaban siendo respondidas. El cabello pelinegro estaba por los hombros totalmente alisado, sus expresiones eran más maduras, su figura se notaba tonificada y los jeans rotos con la remera negra le quedaban tan bien que lloraría.
—Lo siento, no sabia que estaba trabajando aquí—y como si lo hubieran golpeado con agua, la voz de Minhyuk lo saca de su trance. Minhyuk lo mira, no fijamente—Bin, ¿quieres que renuncie al proyecto? Estoy seguro…
—No tienes que disculparte, hyung—interrumpe rápidamente Bin y mueve sus brazos nerviosamente, se siente extraño—No hay razón para renunciar.
Es un segundo de silencio.
—¿No estás molesto?—cuestionó el pelinegro.
—¿Eh? ¿Por qué lo estaría?—Bin abre la puerta de su oficina manteniéndola para que entre su hyung quien agradeció con la cabeza. Cuando la puerta se cierra, repentinamente se sienten demasiado cerca.
—Bueno…—Minhyuk se rasca la nuca—no debe ser agradable tener que trabajar con alguien que odias.
Antes de que siquiera pudiera procesarlo.
—Es decir, no dudo que tú puedas soportar a cualquier persona sin importar que tanto lo odies, ya que eres un gran trabajador.
—Hyung, yo no te odio—Bin se acercó con el ceño fruncido—¿Quién te dijo algo así, hyung?
Minhyuk pestañeó un par de veces y respondió.
—Bin, tu me lo dijiste—el pelinegro retrocedió un paso ante el cuerpo enorme del menor ¿en qué momento creció tanto? sus hombros eran mucho más anchos y sin duda que aumento unos centímetros de altura—El día que me llamaste, en la madrugada, ¿lo recuerdas?
No, no lo recordaba, en absoluto. Estaba tan confundido que su cabeza empezaba a doler.
No importaba cuanto forzara su memoria, ningun recuerdo venía a su cabeza, incluso le costaba imaginarse a sí mismo diciéndole esas palabras a su hyung.
—Hyung, en serio, no te odio—a Bin le tembló la voz por el desespero.
—¿Es así? Es un alivio entonces—contestó el mayor sonriendo—, Ya que nunca quieres reunirte conmigo, tus palabras ya eran una explicación a tus acciones.
Moon Bin trago el nudo que se formaba en su garganta.
—Mis acciones no tienen nada que ver con esas palabras—Bin se alejó del mayor fingiendo que buscaba algo en su escritorio—Hyung es una persona que aprecio mucho.
Parecía que Minhyuk no escuchó la última frase ya que no hubo respuesta alguna. Luego de eso le dijo que se pusiera cómodo, y en sus carpetas Minhyuk fue sacando las propuestas que tenía para el proyecto; como era esperarse de su hyung, todo era maravilloso, desde pequeño que el pelinegro desarrolló sus habilidades con el dibujo y con un poco de recelo recuerda al Bin pequeño que constantemente le pedía que le regalara dibujos. El Moon Bin que acostumbraba apoyarse en su hyung, su diferencia era solo de un año, pero Minhyuk actuó como un hermano mayor a pesar de no tener una relación sanguínea. Quizás fue por eso que cuando descubrió sus sentimientos se aterró tanto, Park Minhyuk lo veía como un hermano.
Luego de terminar su jornada laboral, en la que no pudo concentrarse, Minhyuk lo invitó a comer pero dijo que ya tenía planes con Dongmin. Lo cual no era del todo mentira porque por más que ya no vivieran juntos, eran vecinos y Sanha, como dijo antes, era una pulga de la cual no podía deshacerse.
—¿Por qué estás tan deprimido, Hyung?
—No quiero hablar de eso—murmuró Bin contra la almohada del sofá.
Sanha suspiro malhumorado.
—Si vas a estar de malas repartiendo esas malas energías, vete a tu habitación a hundirte en tu propia miseria—Sanha lo estaba echando, de su propia casa.
—Y-a en serio, Bin—Dongmin vino dándole una palmadita en la cabeza—¿Qué pasa?
Moon Bin se incorporó con agotamiento en su cuerpo.
—Park Minhyuk, ese es mi problema.
Oh.
—Minhyuk hyung no es tu problema—contestó con los brazos cruzados Sanha, el defensor número uno del pelinegro—Tu problema es que te guste tu hermanastro.
—¡Ex-hermanastro!—exclamó Moon Bin. Porque sí, hace ya cuatro años que la madre de Bin y el Sr. Park se habían separado, aunque según había visto la última vez que fue a visitar a su madre estos seguían siendo igual de pegados. No cabía duda que fueron mejores amigos toda la vida y que incluso su separación romántica no podía romper su amistad, los envidiaba.
Dongmin y Sanha se quedaron toda la noche viendo películas mientras que Bin ni siquiera podía fingir que la estaba pasando mal, eventualmente se quedó dormido y cuando despertó la pareja ya no estaba ahí. Era de madrugada, el cielo estaba tapado de niebla y una leve llovizna golpeaba contra el ventanal del departamento, sentado en la silla de su cocina hundió su cabeza en sus manos. Se le salía el corazón, todos los años que aguanto se le venían abajo, tanto esfuerzo por mantener su vida en equilibrio, un ser con tanto poder en su vida lo derrumbaba todo. Se sentía mal, como si su cuerpo estuviera sosteniendo rocas, rocas pesadas que le quemaban.
Un ataque de tos lo golpeó con fuerza, puso su mano en su boca y con la otra agarró su garganta, ardía. Sus ojos fruncidos se abrieron enfocando la vista, la mesada cubierta de pétalos pequeños y lilas. Pensó que estaba alucinando sin embargo el tacto contra ellas era suave, eran reales. Pronto la tos volvió y con ellos mantuvo la mirada abierta, y si, lo que sospechaba. Los pétalos salían de su garganta.
✦
Moon Bin no fue a trabajar, los días estaban lluviosos, y cada día la tos estaba peor. Su cama era cómoda, sin embargo no llegaba a tapar el frío que sentía. Intentaba levantarse para mantener su cuerpo activo, era más difícil de lo que había supuesto, llegar a la cocina ahora era un verdadero triunfo.
Dongmin y Sanha, se ofrecieron a cuidarlo del resfriado que decía tener, no importaba cuanto lo pidieran, no los iba a dejar. Ya sabía que no era un resfriado común, lo averiguo, no era ni más ni menos que la enfermedad de Hanahaki producida por un amor no correspondido y que, hasta el día, no tenía cura. Estaba agotado, su pecho dolía de lo mucho que tosía y su cabeza no podía alejarse de los mechones negros, ya llevaba varios días ausentado al trabajo se preguntaba si Minhyuk seguía preparando diseños para el proyecto. Suspiro.
Espero que no se esté sobre exigiendo.
Minhyuk siempre era maravilloso, en los últimos años evitó analizar las cualidades del pelinegro sin embargo ahora era inevitable. Sus recuerdos más vividos eran de adolescentes; es decir, siempre se llevaron bien, siempre jugaron juntos y siempre fueron una familia, pero a partir de su preadolescencia fue diferente. Ellos no solo eran hermanastros, eran amigos, estudiaban juntos, veían películas juntos, se quejaban de sus padres y se escapaban de casa juntos. Y fue cuando sus sentimientos florecieron.
La primera vez que tomaron alcohol juntos eran realmente jóvenes, Moon Bin estaba por cumplir los diecisiete años y su hyung estaba a semanas de irse a la Universidad de Arte. Esa noche, con unos pocos tragos de alcohol en sangre, se dio cuenta lo mucho que le gustaba Minhyuk. No amor de familia, no, gustar gustar. Un amor que le cubría el pecho, y le hacía temblar las manos. Se sintió tan culpable, tan enfermo, que ni siquiera volvió a mirar a los ojos a su Hyung temiendo que notara sus sentimientos.
Fue una sorpresa para su familia la nueva actitud del joven Bin, evitaba a su hermanastro a toda costa, cuando venía de vacaciones de la universidad él se iba a la casa de sus amigos, cuando no podía ir a la casa de sus amigos fingía estar ocupado y se quedaba en su habitación. Todo el grupo familiar pensó que los hermanos inseparables se pelearon, y Minhyuk quien no entendía en absoluto como Bin se volvió tan arisco, tenía ganas de llorar; estaba claro que no era una fase de su adolescencia, Moon Bin lo estaba evitando sino como se explicaría que asistía a todas las reuniones familiares a las que él no iba.
Cuando comprendió que estaba siendo una molestia para Moon Bin, no dudó en darle su espacio. Intentó evitar ir a las fiestas de Navidad y Año nuevo, sin embargo la Señora Moon siempre insistía en que fuera, le daban ganar de vomitar de los nervios con la cara de disgusto de Bin. Se sentía terrible.
Y fue peor cuando se enteró de que Moon Bin se había ido de la casa, fue su padre quien llamó pero sabía que la pregunta que le hizo fue por los sollozos de la Señora Moon.
—Hyuk, ¿realmente te peleaste con Bin?
Sabía que no, sin embargo las acciones de su hermanastro eran tan extrañas que le hacían doler el corazón.
Para las siguientes vacaciones, el cuerpo de Hyuk estaba cansado solo de pensar en ir a casa. Sin embargo fue a pedido de su padre. En esas vacaciones fue que se enteró que se separaron, y Hyuk realmente se sintió como un hijo de padres divorciados, ellos que siempre se habían querido tanto… No podía entenderlo. La respuesta de su padre fue pues eso mismo tendría que decir yo de Bin y tú. La señora Moon y su padre se rieron y trataron como siempre, y eso fue un alivio.
Cuando pasó por la habitación antigua de Bin sintió el vacío de la casa, era indiscutible que su presencia era añorable. ¿Hace cuanto que el rubio no venía a ver a su madre? Probablemente, meses y… era su culpa.
Antes de que una gota se derramara, la señora Moon lo encontró parado en el pasillo con una expresión tan deplorable que le dio vergüenza la rapidez con la fue abrazado.
—Lo siento tanto, en serio—los mocos no le dejaron hablar—no sé, no sé que le hice.
Con una sonrisa y acariciando su espalda.
—Bin te quiere tanto que no sabe cómo expresarlo.
Esas fueron las palabras de la Señora Moon sin embargo parecían tan equivocadas la noche que Minhyuk llegó a su casa luego de una larga exposición en uno de los museos de Seúl. Su casa era pequeña pero suficiente, tenía una buena vista para inspirarse y a diferencia de la mayoría, no tenía ruidos urbanos. Es por eso que el tono del celular lo sorprendió tanto, contestó impactado por el nombre en la pantalla. En los primeros segundos nadie contestó.
—¿Hola?
—Hyung, realmente odio que seas mi hermano.
La voz inconfundible de Moon Bin se escuchó, y Minhyuk sentía que se quedaba sin aire.
El pelinegro recuerda esa noche muy vivida. Y aunque Moon Bin le negó sus propias palabras hace solo unos días, no era normal que desapareciera en el momento exacto en el que se encuentran, irritado por la situación Minhyuk va a enfrentarlo. Si Moon Bin se niega a volver al trabajo, entonces él tendrá que ir a su casa.
En cuanto llegó a la puerta del departamento con un poquito de ayuda de Sanha—quien volvió con Dongmin luego de abrirle la puerta del edificio—, tocó la puerta, nadie respondió. Siguió insistiendo, pensó que la puerta se caería de lo fuerte que estaba golpeando sin embargo cuando se le ocurrió la probabilidad de que el menor no estuviera en casa Moon Bin apareció frente a él, pálido, el pelo caído y ojeras negras por debajo de los ojos. Fue tan diferente a la imagen que tuvo de él la última vez que incluso dudo que este fuera el propio Bin.
—¿Minhyuk?—sintió que le secaba la garganta—¿Qué haces-?
Inmediatamente una contracción en su abdomen se hizo presente y su cuerpo flaqueo haciéndolo terminar en cuclillas mientras tosía fuertemente. El pelinegro se arrodilló junto a Bin apoyando su mano en la espalda y cerrando la puerta en el camino. Pronto los pétalos salieron por su boca y aunque intentó tapar su boca, fue muy tarde.
—¿Hanahaki?—preguntó el pelinegro, no necesitaba una respuesta, sabía lo que era. La enfermedad del amor no correspondido, no le pareció ver raro a alguien con esta enfermedad, le pareció raro que Moon Bin la tuviera—Llamaré una ambulancia, espera.
—No, hyung—el menor agarró su muñeca deteniéndolo—en serio, no te preocupes. ¿Viniste por algo del proyecto?
Moon Bin con una fuerza interior que sacó de la vergüenza que le daba mostrarse así frente a su hyung.
—¿Qué? Vine porque estaba preocupado—explico el pelinegro—faltaste muchos días al trabajo.
Moon Bin se apoyó en el sofá sabiendo que no podría durar mucho parado.
—No hay porqué preocuparse, hyung—sonrió.
—Moon Bin, ¿me estás malditamente jodiendo?—fue la primera vez que escucho a su Hyung maldecir de esa manera—Tienes hanahaki.
—Lo sé, hyung.
A pasos duros MInhyuk se acercó al sofá, arrodillándose en el piso y enfocando su mirada en el rubio.
—Dime quien es—fuerte y claro, y Bin sintio que iba a empezar a paniquear.
—¿Qué? Hyung, no vale la pena, en serio.
Minhyuk frunció las cejas y agarró la mano del rubio.
—Sea quien sea, le haré entender lo que se está perdiendo por no salir con alguien como tú.
La mirada del menor se oscureció.
—¿Quién sea, hyung? ¿En serio?—la voz se profundizó y Hyuk asintió con seguridad—¿Incluso si eres tú?
Minhyuk asintió un poco confundido.
—Claro, lo haré, sea quien sea.
Moon Bin lo miro como si fuera un tonto, porque realmente lo estaba pesando. Con un suspiro, seguido de una risa amarga se alejó de la mano de su Hyung para agarrar sus pelos entre los dedos de sus manos.
—Hyung, ¿eres estúpido?
Minhyuk no quiso parecerlo aunque no entendía por qué repentinamente lo estaban insultando, aunque rápidamente tuvo una conclusión.
—Oh…—el pelinegro bajó la mirada y asintió hacia sí mismo, apretando sus labios abrazo a Bin—Debió ser muy difícil… No sé cómo aguantaste para convivir tanto con la pareja de Dongmin si tanto te gustaba.
Moon Bin agarró de los hombros a su hyung como si fuera veneno, y se paró de su lugar con una repulsión que Minhyuk no pudo entender hasta que las palabras retumbaron en el departamento.
—¡No es Dongmin quien, Dios Hyung!—la rabia consumía al menor—¡Eres tú, hyung, tú me gustas!
Volvió a tirarse en el sofá con tanta vergüenza que ocultó su cara entre sus palmas.
—oh…—fue lo único que escucho venir del mayor, y sentía que el mundo se le venía abajo, la tos se hizo presente con sus pétalos ya característicos. Unas cuantas lágrimas acompañaron y nuevamente su Hyung estaba tocando su espalda, su toque quemaba pero ya no tenía corazón para alejarse—Bin, hay algo que quiero preguntarte.
La voz fue suave y golpeó contra su oído como un cariño.
—Dime Hyung.
Fueron unos segundos de silencio en los que Minhyuk pensó en cómo decirlo.
—¿Yo cuando te rechace?
—Hyung nunca me consideró una opción, no había necesidad de preguntarlo para saber su respuesta—contesto entrecortadamente.
—No supongas por tu mismo, quiero que me lo preguntes—pidió de manera firme el mayor, lo único que se le ocurrió al rubio fue pensar en cuanto más quería avergonzarlo, no sacó su cabeza de sus manos y se quedó hasta ahí hasta que las manos del mayor agarraron su cabeza levantándola, los dedos de su hyung apretaron en las mejillas mientras que tenían una distancia mínima entre ellos—No vuelvas a suponer.
Los labios de Minhyuk lo atacaron, eran suaves y los primeros segundos Bin pensó que había muerto, que era solo un sueño luego del fin. No lo era, llevó su agarre a la cintura del pelinegro, el corazón golpeando contra su pecho, la piel entre sus dedos, era demasiado real.
—Hyung…—separaron sus labios con sus respiraciones agitadas—Yo, me gustas mucho, en serio.
Minhyuk río.
—A mí también me gustas mucho—beso la mejilla del otro—Y por si estás suponiendo cosas raras, esto no es un rechazo.
Moon Bin sintió que el peso en su pecho se aliviaba.