“Busco palabras para saber qué me ocurre
para construirme un diagnóstico,
un hogar al borde de mi realidad,
un lenguaje que consiga explicar
esta mesa que sigue creciendo.”
Marzo de 2022
Me respira en el corazón. Inhumana. Dejándome melancolía.
La llovizna, la noche y las estrellas se irán. Mas tú... Tú revolucionas todo a tu alrededor, incluyendo mi corazón.
Enero de 2020
Oh, Dios, yo sé tu nombre pero no te conozco; yo sé su nombre pero no la menciono.
Lun. 18 de jul. de 2022
12:20 a. m.
Ahí donde mis ojos veían revolución, te veían siempre a ti.
Dom., 22 de nov. de 2020
No me doy cuenta de la magnitud de mi cariño hacia ti. Y es lo de menos. Todo mi ser te evoca. Tu sonrisa y tu mirada a todas horas. En cada estrella del universo, en todos los tiempos del mundo. En cada palabra viviente y por cada sonido que habite el amor. En cada corazón de un niño estás. En cada semilla de esta tierra creces.
“Podría ser egoísta, regalarte mis confines, no dejar que nadie te conozca, pero entonces, amor, no escribiría. Y tú, tú no existirías porque estás hecho para presumir de ti. Podría prometerte una vida sobre nubes, decirte que todo irá bien siempre, asegurarte que no habrá viento que nos mueva, jurarte que no saldrá ningún daño de mis manos a tu pecho. Podría prometerte un amor seguro, un futuro atado con un lazo de purpurina, darte la dirección de nuestra casa que aún no existe, llevarte a cenar, adornarte el armario, invitarte de vacaciones. Las medidas exactas de nuestro futuro, una rutina sellada con la tinta del compromiso, pero las promesas son seres cobardes que posponen mentiras futuras. Yo prefiero decirte que mientras estés conmigo no volverás solo a casa, que la semana que viene daremos un paseo sin hora de vuelta porque lo espontaneo te hace una cara preciosa, que te quiero más qué ayer y quién sabe mañana. Mi amor, yo prefiero hipotecar mi vida en tus manos que la tranquilidad, no sabré a donde voy, pero sí con quién. Hacer del futuro nuestro presente, deshacerme de la rutina del reloj y pasearte por mi vida sin que importe la puntualidad. Yo prefiero mojarte el corazón cuando te duela, amarrarte a mí cuando vengan tempestades para que nos lleven, pero juntos. Curarte con cuidado y paciencia las heridas que pueda causarte en vez de marcharme. Responderte hoy, nosotros, cuando me preguntes qué quieres ser de mayor. Yo no te voy a prometer un futuro feliz y seguro, yo no voy a poder salvarte la vida siempre, yo no te voy a ocultar mis tropiezos y mis fallas. Yo no te voy a regalar un amor para siempre, yo te voy a dar un presente impredecible, yo voy a cruzar contigo todos los semáforos en rojo, yo voy a llorar contigo hasta cuando sea de ti. Yo voy a quererte de tal modo, que sientas que cada día que lo hago, lo estoy haciendo para siempre.”
—