Todo hubiera sido distinto...
Una mujer sostenía el cuerpo inerte de su hija, mientras el atacante, que estaba igual de conmocionado que la madre, sostenía el arma todavía humeante en su mano derecha.
Mientras tanto, la muerte, la cual se encontraba sentada bajo un árbol contemplando la escena, se levantó y con paso calmado, pero firme se acerco al lado de la mujer para tomar el alma de su hija.
-Por favor no te la lleves, por favor- Suplico la mujer a su vieja amiga, la cual miraba con indiferencia.
-No sé por qué estás haciendo tanto escandalo, fuiste tú quien la trataba como basura, fuiste tú quien la sacó de casa al enterarse de su embarazo con un judío . Por favor, no seas hipócrita.
Al mismo tiempo pronunciaba esas palabras, la muerte se llevaba el alma de la joven chica a su descanso eterno. Después del incidente, la madre quedo desecha, rota y llorando todas las noches por el recuerdo de su hija muerta en sus brazos y su impotencia al no poder impedir su inevitable adiós; todas las noches eran un martirio para ella, pesadillas sin fin que le recordaban su fracaso como madre y como persona.
En el pueblo la gente empezó a murmurar y a esparcir rumores sobre la mujer, los cuales trajeron como resultado que la aislaran de la comunidad, que la vieran como plaga, como un mal que hay expiar tanto de la mente como el cuerpo; no pasó mucho para que esa mujer quedara sola. En sus últimos momentos , la muerte fue a visitarla como si fueran amigas de toda la vida; entró a su cuarto y tomando una silla la acomodó cerca de la cama para poder hablar.
- ¿Qué quieres ave de rapiña?- Ladró la mujer en voz alta
- ¡Vaya!, veo que sigues igual desde la última vez que nos vimos- Dijo con gracia la muerte.- Pero basta de formalidades. Te propongo un trato, sé que extrañas a tu hija y en teoría eres una de las personas más terribles que conozco, pero no importa. El punto es que te convertiré en el guardián de tu hija en sus siguientes reencarnaciones. Tu único impedimento será que no puedes hablar con ella, solo podrás verla desde lejos, ¿ y bien? ¿ qué dices, trato?
Y con un asentimiento de cabeza, la anciana mujer fue transformada en cuervo que cuidaba a su hija y era la mensajera y símbolo de la misma entidad que la había moldeado a su antojo .